martes

Quizás has tenido hasta ahora una vida muy difícil y llena de sufrimientos. Crees que esta tierra es un valle de lágrimas donde no puedes ser feliz debido a tus circunstancias. ¡Te equivocas! Dios nos creó para ser felices; tú debes reclamar ese regalo que El te ofrece cada día.
Primeramente, la felicidad no es algo que se siente automáticamente en toda circunstancia. Es un proceso, un modo de vida, un hábito que se aprende como cualquier otro. Segundo, no puedes dejar que otras personas determinen si vas a ser feliz o no. La felicidad debe provenir de ti misma, no de los que te rodean. No des poder a otras personas para dártela o robártela.
A veces, nosotras mismas ponemos obstáculos a nuestra propia felicidad, al no aceptar lo que no podemos cambiar. El árbol que permanece plantado sin romperse es el que se dobla cuando viene la tempestad. No te enfrentes a quien no puedes cambiar o convencer. Simplemente calla y pon tus energías donde sí podrán dar buen fruto.
Quizás tu poca autoestima es el resultado de todo lo que te ha sucedido desde que naciste hasta el día de hoy. Sin embargo, tu auto imagen debe cambiar para poder aprender el hábito de ser feliz. Deja de sentir lástima de ti misma y de verte como una víctima. Trata de hacer cambios en tu comportamiento y en tu actitud según sea necesario. Tenemos que aceptar lo que no podemos cambiar, pero debemos tratar de cambiar lo que está a nuestro alcance cambiar.
Por otro lado, el árbol que más sano crece es el que está plantado a las orillas del río. Tu fuente de fortaleza es Dios tus amigos, tu familia y todas aquellas personas que verdaderamente se preocupan por ti y quieren estar contigo, ellos son el caudal de energía y amor que será para tí como las aguas que dan vida, una fuente que brota hasta la vida eterna. Mientras más te aferres a todo aquello que te da vida, más fuerte serás.
El primer paso para ser totalmente feliz, es hacer la paz contigo misma. Debes dejar de criticar tus acciones o malas decisiones por que al final somos seres imperfectos intentando sobrevivir caminar en este mundo donde no existe manual no venimos a la vida para ser prefectos si no para cometer errores, caernos y saber levantarnos y simplemente seguir, cuando aprendas a aceptarte con con todas tus virtudes y tus fallas dejara de preocuparte por mucho lo que piensen los demás sobre ti, y  aprenderás a vivir por ti, aprende a perdonar no solo a los que te hicieron daño, sino también de perdonarte a ti misma. Ahora debes ir aún más lejos para poder ser feliz.
Puesto que la felicidad es algo que Dios te ofrece pero que tú decides aceptar, debes aprender a cuidarte y tratar de ser feliz diariamente, a pesar de todo lo que te suceda. Aprende día a día ese hábito y en pocos años será parte de ti misma. Cada vez que te sientas sola, triste o deprimida, repite la frase: "tengo derecho a ser feliz".
Des afortunadamente aprendemos nuestros comportamientos y recibimos nuestra autoestima de las personas que nos rodean desde que nacemos. Ellas nos escucha o nos ignoran; nos maltratan o nos dan amor; nos mandan a callar o nos dan la respuesta que necesitamos. Según los expertos, al llegar a la adolescencia las personas ya han aprendido que son lindas o feas, inteligentes o tontas, trabajadoras o vagas. Nuestra mente ha sido programada y dicha programación, si es negativa, a veces hay que cambiarla.
El único modo de cambiar un mal hábito o una mala actitud, es programar de nuevo nuestra mente. Puesto que de nuestros pensamientos surgen nuestros sentimientos primero y nuestras acciones después, debemos cambiar el modo de pensar.